miércoles, mayo 24, 2006

Confesiones de un sicario económico / Confessions of an Economic Hitman

Hoy tengo que desconectar un poquito de lo de la vivienda digna en España, que me esta absorviendo mucho tiempo.

Ayer estuve hablando con una persona que lleva trabajando mucho tiempo en desarrollo economico en países en "vias de desarrollo" (que de desarrollo no tiene nada pero bueno), así que vamos a dejarlo con países pobres. Me recomendo este libro. "Confessions of an Economic Hitman", un libro que salio gracias a que la hija de este tipo le convencio que lo hiciera. El hombre recibio serias amenazas y sobornos por no hacerlo. Parece un hombre muy inteligente. Basicamente es lo que siempre sabiamos, pero que no queriamos creerlo. Yo siempre pensaba que bueno, alguno de estos granujas tendría que salir a la luz, bueno parece que salió hace ya mas de un año, pero yo me acabo de enterar. Creo que este veranito me lo voy a disfrutar.

Lo he visto en Amazon, y lo típico comentarios extremos por los dos lados.

Aqui tengo una entrevista en ingles de nuestro amigo en nuestra valiente Democracy Now.

Y bueno aquí abajo la traducción. Yo no sabía como traducir hitman, pensaba "asesino a sueldo", otros han puesto "gangster", pero creo que sicario, tiene ese saborcillo colombiano que le va muy bien.

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John Perkins, ciudadano estadounidense, era un respetado miembro de la comunidad financiera internacional, pero en realidad se dedicaba a operaciones económicas ilícitas en el tercer mundo para el gobierno americano.

Acaba de publicarse en EEUU su autobiografía*, en la que Perkins detalla cómo ayudó a Washington a estafar a países pobres como Ecuador, prestándoles dinero que no podrían devolver para después apoderarse de sus economías.

En una reciente entrevista** con Amy Goodman, locutora del programa Democracy Now (La democracia ahora) del National Public Radio en EEUU, Perkins confiesa lo que todos sospechan pero nadie ha querido creer.


Extractos de la entrevista. A.G.


Explíquenos lo que quiere decir sicario económico.

J.P. Básicamente, lo que nos enseñaron a hacer es reforzar el imperio estadounidense. Crear situaciones donde el máximo número de recursos naturales fluyan a este país, a nuestras corporaciones y nuestro gobierno, y en efecto hemos tenido mucho éxito. Hemos construido el imperio mas grande de la historia. Esto ha sido logrado durante los últimos cincuenta años, desde la Segunda Guerra Mundial, con muy poca intervención militar. Es sólo en casos raros como Irak donde lo militar entra como último recurso. Este imperio, a la diferencia de todo otro de la historia, ha sido construido principalmente a través de la manipulación económica, de la estafa, el fraude, la seducción de la gente a nuestra manera de vivir, y a través de operativos
económicos. He sido muy involucrado en todo eso.

A.G. ¿Cómo llegó a serlo? ¿Para quién trabajaba?
J.P. Inicialmente fui reclutado, cuando estudiaba negocios en la universidad en los años sesenta, por la National Security Agency (Agencia Nacional de Seguridad de USA), la organización nacional de espionaje mas grande y menos conocida, pero luego trabajé para corporaciones privadas. El primer verdadero sicario económico, en los
años cincuenta, fue Kermit Roosevelt, nieto de Teddy, quien derrocó al gobierno de Irán, un gobierno elegido democráticamente, el gobierno de Mossadegh, y que fue el Hombre del Año de la revista Time. Y tuvo tanto éxito haciendo eso sin derramar sangre, bueno, hubo algo desangre pero ninguna intervención militar, sólo gastando millones de dólares y reemplazando Mossadegh por el Shah. Entonces nos dimos cuenta que esta idea del sicario económico era muy buena. El problema fue que Kermit Roosevelt era agente de la CIA. Era un empleado del gobierno. Si lo hubiesen atrapado, nos habríamos encontrado
en un lío. Habría sido un escándalo.

Entonces allí se hizo la decisión de
usar organizaciones como la CIA y la NSA para reclutar potenciales sicarios económicos como yo, y después enviarnos a trabajar para empresas privadas, consultorías, de ingeniería, de construcción, para que si nos agarraran no habría conexión con el gobierno.

A.G. Bien, ahora explíquenos el trabaja que hizo.
J.P. La compañía para la cual trabajé se llamaba Charles T. Main, de Boston, Massachussets. Fuimos alrededor de dos mil empleados, y yo era el economista principal. Terminé teniendo cincuenta personas en mi equipo. Pero mi verdadero trabajo fue de hacer tratos, dar préstamos a otros países, enormes préstamos, muchos mayores de lo que ellos podrían devolver.

Una de las condiciones del préstamo - pongamos mil millones de dólares a un país como Indonesia o Ecuador - y este país tendría que dar noventa por cien del préstamo a una empresa estadounidense para construir infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o autopistas, y estos proyectos básicamente servían a sólo algunas de las familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países se encontraría eventualmente clavada con esta asombrosa deuda que no podían devolver. Un país como Ecuador hoy debe más del cincuenta por cien de su presupuesto nacional sólo para pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Lo tenemos con el agua al cuello. Entonces cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y lo decimos: "Mire, no puede pagar sus deudas, pues entregue sus bosques amazónicos, que están llenos de petróleo, a nuestras compañías petroleras". Y hoy estamos entrando y destrozando la Amazonas, obligando Ecuador a entregárnosla porque ha acumulado tanta deuda. Hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a Estados Unidos, el país queda con la deuda más los intereses, y básicamente ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos. Es el imperio. No hay que equivocarse. Es un inmenso imperio, y ha sido muy exitoso

A.G. Usted dice que a causa de sobornos y otras razones no escribió este libro durante mucho tiempo. ¿Qué quiere decir? ¿Quién lo sobornó? ¿Qué sobornos aceptó?


J.P. Acepté un soborno de medio millón de dólares en los años noventa para no escribir el libro.

A.G. ¿De?

J.P. De una empresa importante de la construcción.

A.G. ¿Cuál?

J.P. Se llama Stoner Webster. Legalmente, no fue un soborno, fue...me pagaron como consultor. Todo de acuerdo con la ley. Pero esencialmente no hice nada. Todo estaba entendido, como expliqué en "Confesiones de un sicario económico", que se entendió cuando acepté el dinero como consultor que no tendría que hacer mucho trabajo, sólo no escribir este libro, que en ese momento se llamaba "La conciencia de un sicario económico".....

A.G. En su libro, usted habla de cómo ayudó a poner en práctica un plan secreto para redirigir miles de millones de petrodólares de Arabia Saudita a la economía de EEUU, y que cimentó la íntima relación entre la familia Saud y sucesivos gobiernos de USA.
Explique.

J.P. ... Fuimos a Arabia Saudita en principios de los años setenta. Sabíamos que Arabia Saudita era la clave para acabar con nuestra dependencia de la OPEP, o para controlar la situación. Arreglamos un trato a través del cual la familia real Saud aceptó reenviar la mayor parte de sus petrodólares a EEUU e invertirlos en bonos del Tesoro. El Departamento del Tesoro usaría los intereses de esos bonos para pagar empresas americanas a construir Arabia Saudita - ciudades, nueva infraestructura - lo que hemos hecho. Y la familia Saud aceptó mantener el precio de petróleo dentro de los límites aceptables a nosotros, lo que ellos han hecho todos estos años, y nosotros prometimos mantener la familia Saud en el poder mientras respetaba el trato, lo que también hemos hecho, y que es una de las razones por las cuales invadimos a Irak. Allí, intentamos implantar la misma política que tuvo tanto éxito en Arabia Saudita, pero Saddam Hussein no lo aceptó. Cuando fracasamos en este escenario los sicarios económicos,
la próxima etapa es lo que llamamos los chacales. Los chacales son individuos habilitados por la CIA que entran e intentan fomentar un golpe de estado o una revolución. Si eso no da resultados emplean asesinatos, o lo intentan. En el caso de Irak, no pudieron llegar a Saddam Hussein. Sus guardaespaldas eran demasiado buenos. El tenía dobles. No pudimos llegar a él. Entonces la tercera etapa, si los sicarios económicos y los chacales fracasan, son nuestros jóvenes,que enviamos para matar y morir. Que es obviamente lo que ha pasado en Irak.

A.G. ¿Puede explicarnos cómo murió Torrijos?

J.P. Omar Torrijos, el presidente de Panamá. Omar Torrijos había firmado el Tratado del Canal con Carter...y usted sabe que nuestrocongreso lo ratificó por un solo voto, fue un asunto muy contencioso.

Torrijos entonces se adelantó a negociar con los japoneses para construir un canal al nivel del mar. Los japoneses querían financiar y construir un canal al nivel del mar en Panamá. Torrijos habló con ellos de este tema, lo que molestó mucho a la empresa Bechtel, cuyo presidente era George Schultz y su consejo mayor Caspar Weinberger. Cuando echaron a Carter (y esa es una historia interesante - cómo sucedió realmente), cuando perdió las elecciones, y entró Regan con Schultz como Secretario de Estado de Bechtel, y Weinberger vino de Bechtel como Secretario de Defensa, estaban muy enojados con Torrijos, intentaron convencerlo a renegociar el Tratado del Canal y no hablar con los japoneses. Se negó rotundamente. Era un hombre
de principios. Tenía sus problemas, pero era un hombre correcto. Un hombre asombroso, Torrijos. Entonces murió en una caída de avión en llamas, conectado con una grabadora con explosivos dentro, que...yo estaba allí, estaba trabajando con él. Sabía que nosotros los sicarios económicos habíamos fracasado. Sabía que los chacales se acercaban. Y acto seguido, explotó su avión con una grabadora conteniendo una bomba. No cabe duda de que fue organizado por la CIA, y muchos investigadores americanos han llegado a la misma conclusión. Por supuesto, nunca nos enteramos de eso en nuestro país...

A.G. ¿Con qué proximidad trabajó usted con el Banco Mundial?

J.P. Muy, muy de cerca. El Banco Mundial proporciona la mayor parte del dinero que financia a los sicarios económicos, él y el FMI. Pero cuando ocurrió 9/11, tuve un cambio de sentimientos. Sabía que tenía que contar esta historia porque lo que pasó el 9/11 es el resultado directo de lo que están haciendo los sicarios económicos.
Y la única manera en que vamos a estar seguros otra vez en este país, y que vamos a sentirnos bien de nosotros mismos, es si usamos estos sistemas que hemos creado para efectuar cambios positivos en el mundo.

Creo sinceramente que podemos hacer eso. Creo que el Banco Mundial y otras instituciones pueden ser recreadas para cumplir su misión original, que es la reconstrucción de las partes del mundo devastadas. Ayudar, genuinamente ayudar a los pobres. Cada día mueren veinticuatro mil personas de hambre. Podemos cambiar eso.

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Michael Sondow, periodista y Traductor "Confessions of an Economic Hitman" (Confesiones de un sicario económico), San Francisco: Berrett-Koehler 2004.
Todavía no traducido al castellano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si se toma conciencia de la exposicion que junto con este libro y otros parecidos dicen, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y todos los paises poderosos tendrían que pagarnos a los paises pobres, la deuda externa, por cuestion de justicia.

 
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